martes, 21 de julio de 2015

La tierra es un barco demasiado grande para mi también

A las afueras de mi ventana escucho un vallenato y vienen a mi recuerdos de esa noche en Salento, de la cantina rancia, del aguardiante, del regreso al hostal con Alejandro. Ni bien saliendo de este recuerdo, viene otro, Píllaro, Píllaro con Valéri, declarándonos -o desnudándonos quizá- al fuego de la banda de pueblo de guarichas y diablos. Esta noche están conmigo Eka, Sven, Matteo, Temes...¿Cómo hacemos para vivir con tanta nostalgia? ¿Es ese el precio que debemos pagar por nuestros trayectos? Y la acumulación es infinita, el canto del corte de la cebada en Aloguincho, el cementerio de  San Juan de la Tola. los amaneceres de este filito del mundo que me han reservado para mi. Atrás y adelante pero nunca en el medio. Me acompañas nostalgia envuelta en un manto negro, brillante por dentro, buscando como gallina sin cabeza cual es la siguiente estación.