viernes, 23 de agosto de 2013

Del Amazonas al Nilo

Si me preguntan hace cuánto fue, diría una vida, o al menos muchos años. Si me preguntan sí esperé tremenda aventura, diría nunca, o al menos no tan atribulada. Cuántos años tengo ahora?  Con cuántas nuevas miradas me he cruzado? En cuántas salas de embarque he estado? Cuántas veces he hecho y deshecho maletas?

Cuántas veces he empezado?

He sentido una bomba a contratiempo en mis entrañas y otras veces mi cuerpo es oxígeno y un torrente de sangre fresca circula en mis venas. He sentido que sólo mi espíritu me sostiene en el borde del puente y otras veces que la energía se multiplica como infinitos círculos en el agua.

He visto el Reino Animal, la arquitectura de la logística perfecta, la ruralidad como opción urbana. Mis ojos han guardado el sol cayendo en los fiordos solitarios y el Mar Indico me ha dejado brillante la piel. Mis manos siguen partidas por la arena hirviente del desierto y por 20 años de dictadura. Y me sigo preguntando el por qué de la dureza de sus rostros y la pesadez de sus pasos.

Extraño a mi casa, desde el desapego, y en el desapego me hago fuerte y soberana. Me acerco con pequeños pasos y repetidas caídas al centro tan lleno en su tiempo de presencias extrañas. Magnifico mi tiempo y vuelco mis ojos hacia lo único que me pertence, yo misma.

Sí,  el tiempo es efímero pero no sirve de nada la impaciencia de jugarse la vida en una partida.

Se acuerdan ese tiempo que atravesábamos el Nilo para ir a clases? Se acuerdan ese tiempo en el que vivíamos con 18 países y con 21 historias personales? Se acuerdan qué frágil era la emoción y qué flexibles éramos?

En pocas palabras, ayer llovió y en el ambiente se posa la calma después de la tormenta.

Segundo año.

Jartúm

By Lili Nagy

domingo, 11 de agosto de 2013

La circularidad de mis viajes


Es eso que has dejado lo que persigues.
Si quieres saber lo que eres,
tendrás que preguntárselo a las piedras y al agua.

Si quieres descifrar el idioma en que hablan los brujos de tus sueños, interroga a las fábulas que te contaron la primera noche ante el fuego. 

Porque no hay río que no sea tu sangre.
No hay selva que no esté en tus entrañas.
No hay viento que no sea secretamente tu voz y no hay estrellas que no sean misteriosamente tus ojos. 

Dondequiera que vayas llevarás esas viejas preguntas.
Nada encontrarás en tus viajes que no estuviera desde siempre contigo,
y cuando te enfrentes con las cosas más desconocidas, 
descubrirás que fueron ellas quienes arrullaron tu infancia

Teofrastus

Jartúm
Agosto, 2013

viernes, 14 de junio de 2013

Notas de una ajedrecista loca


Un vestido largo azul y rosa, el pelo sobre el escote, cuatro vueltas de un collar amordazando mi muñeca. 

Cuatro copas de vino, cigarrillos, una pequeña mesa en un bar perdido en las desembocaduras de la Gran Vía en Madrid.

4 am.

Una conversación bellísima, circular, yuxtapuesta. Expiatoria, eso, expiatoria: 'porque esta vez no sólo te lastimaste también te dio miedo' Y sí, muchísimo, parecido a las aves negras que están tocando ahora tus ventanas pero en las mías terminaron por estrellarse. Los órganos aplastados contra el cristal y cientos de plumas esparcidas navegando en el viento. Yo miraba desde adentro, desde los 20 metros cuadrados, desde la prisión del invierno que terminó achicándome el espíritu y encerrándome en las barreras de mi cuerpo. 

Una conversación que con la misma fugacidad del chasqueo pasa de la gloria a la tragedia, de la sabiduría a la ignorancia, del reposo a la desesperación en lágrimas. Obvio! La maldición de la abundancia emocional, la no-estratégica por excelencia. La de papeles con poesía urbana o de una noche en la costa peruana. La que produce frases insólitas del tipo 'es imposible tener una rutina'. No es que casi siempre pasa lo contrario? Afortunados ustedes.... Para los dos duró lo que dura el otoño, el bellísimo otoño en un pueblo de Baja Sajonia o de una ciudad en el centro de España.   

Dosifiquemos, pero no te olvides D-O-S-I-F-I-Q-U-E-M-O-S. Así en letras grandes, escondiéndonos en cada sílaba. 

Una conversación que trastoca las lógicas de los tiempos porque en esta noche da igual sí será pasado, porque fue presente o es futuro. Y cuánto te entiendo! Es que casi puedo ponerme en tus zapatos, porque las ausencias son las mismas, las carencias tan parecidas y el corazón de igual tamaño. Cuántas veces como tú he jugado sola: yo maté al caballo, luego adelanté al peón y le dí jaque-mate a la reina y para colmo luego quité las fichas, recogí el tablero y limpié la mesa. Una batalla de optimismo, tenacidad y estupidez versus cautela, silencio y ostracismo. Terminé exhausta. 

Laissez faire, otra vez, otra vez, pero esta vez sólo con letras grandes separadas por un guión. LAISSEZ-FAIRE simbolizando la equidad de llevar a cuestas lo que separa el guión a su derecha y a su izquierda. 

Una conversación vigente pero afortunadamente anacrónica en sus efectos porque hoy la casa se volvió a llenar de canciones y yo las escucho desde los confines de mi propia tierra ecuatorial. Luego de todo, parece que una parte mía mató al funambulista y está muy bien así, está bien. 

Madrid, verano. 
(para JFG) 

miércoles, 15 de mayo de 2013

María, María

María seguía nutriendo un resentimiento
tan tenaz, como el que solo las mujeres
son capaces de poner en sus antipatías de la
infancia, para guardarlo hasta que ya son abuelas.
Günter Grass.

lunes, 29 de abril de 2013

Rumiñahui: yo, el otro, y el vigilante.

A la mama, you gave, and gave and gave. 
Y a J.P. que sin saberlo, 
me enseñó a confiar en mis pies. 
Y con paciencia, 
y empatía,
y sobre todo cariño
me compartió lo que a él
la vida ya le había enseñado. 

El día anterior, un poco de lo mismo. Ese ambiente del que me despedí hace más de 6 años atrás en una especie de ceremonia privada.  Una silla frente a la laguna mirando al cerco sólido de árboles y atrás los escombros de una boda, sin final feliz. Escenario ideal para una despedida que abrió las aldabas de los placeres de mi ciudad,  aún desconocidos para tantos. 

Ese mismo patio, el que ya conocí años atrás en el sueño cálido. 

El inicio de la felicidad. 

La felicidad que es olor a café en la mañanas y notas de jazz subiendo los primeros 4 escalones, visitando de espaldas el primer piso de la torre para luego seguir y encontrarse con el ventanal premonitorio, mi ventanal. Una espiral, con la misma ligereza del vapor, que sigue calentado los corazones de estas cuatro mujeres. 

El día claro, clarísimo de celeste Pichincha y las vetas de nubes blancas danzando alrededor del Gran Cotopaxi. Cubriéndolo, descubriéndolo, adornándolo. Otro augurio de felicidad. El vigilante de esta tierra de cóndores entregados, de zampoñas acomplejadas, de tímidas chuquiraguas. Y de frente al grande está el valiente, el guerrero.  El rocoso Rumiñahui, con sus tres cumbres, él que ese día fue apaciguando poco a poco al visitante, al extranjero de mis más oscuros días. 

El visitante que una noche se me instaló, cuando lo vi caminar en cuclillas con los ojos mal puestos. El que habla sin parar, el que desafía. Al que desconoces y te solidifica el corazón, de susto y de dolor. 

La lección de vida en paralelismos, sincronismos, coincidencias o como otros quieran llamarlo. Eso fue. Fue empezar insegura para luego dejar a los pies anclarse en  chacra negra, indígena y mestiza. Soltar los brazos a los susurros del viento andino, y regresar a verte Cotapaxi, aliándome contigo vigilante. 

Libre, suelta, comtemplativa. 

El cansancio se va apoderando, el clima empieza a picar, la cabeza a galopar. Pero tú y yo, y ella, tenemos algo en común, y es que seguimos sin escuchar al cuerpo engarrotado. Trio de guerreros ingenuos o tercos, que ahora ya no sé la diferencia. Pero sin saberlo, aún nos espera lo más duro, el arenal. En el que das tres pasos y retrocedes dos, el control del descontrol. En el que piensas que ya perdiste todo. El que una mañana de 7 de marzo, te estampa contra la pared, y te recoge del piso, para volver a lanzarte con más fuerza y terminar siendo un amasijo hecho de cuerdas y tendones, sólo un revoltijo de carne con madera.

Pero el vigilante con sus brazos de pulpo va lentamente, cuerda por cuerda, tendón por tendón transformando el amasijo en algo que antes solías ver en el espejo. Ustedes, brazos de pulpo, que son el partido de fútbol, el wok con vegetales, los jabones de verbena, el muro de escalada, los sánduches del picnic, un mail a medianoche, un masaje en los pies y en la cabeza, un letrerito de madera, un cumpleaños atrasado en un restaurante griego, dos peticiones de cariño. Ustedes de la Latinoamérica de estar juntos - juntos, de no tener miedo a mirarnos, a tocarnos, a entrelazarnos. 

El deliberado irrespeto del espacio individual, y el atrevido inmiscuimiento en nuestras historias de vida como antidoto perfecto de la soledad. 

!Cuánto tienen qué aprender!

Y el arenal dura lo que dura el arenal y la cima está cerca, aunque más lejos de lo que se cree pero la emoción revitaliza esa entrega tan ingrata conmigo misma. El secreto está en concentrarse y en serenarse, y en confiar en los pies. En asegurarte roca firme y en los tres puntos de apoyo: yo, el otro y el vigilante.  En la cima estás tú, al que espero. El que empatiza conmigo porque sabe lo que es tener la piel desollada. El que te da ánimos para creer en tí, el que entiende que nadie puede pisar las rocas por tí pero que puede acompañarte en el viaje circular e infinito de los descensos y las coronaciones. 

Stavanger, 2.17 am. 

domingo, 3 de marzo de 2013

Italian Pizza, Pakistani Chicken Ecuadorian Brownies

Pizza
- 500 gr de harina
- 3 dl de agua
- 1 cucharadita de levadura seca
- un poquito de sal


Pollo

     - Cocinar el pollo sin agua, sin nada, en fuego lento
     - Cuando este casi cocinado pongo: tomates, cebollas, aji, ajo, gengibre, sal (15 a 20 minutos)
     -  Dejo que se cocine a fuego lento
     - Al final pongo un poco de mantequilla


Ensalada
- Yogurt Natural 
- Fréjoles pequeños 
- Tomates
- Cebollas 
- Pepinillos 

Brownies 
- 150 gr de chocolate para postres
- 200 gr de mantequilla
- 200 gr de azúcar
- 80 gr de harina 
- 4 huevos
- 10 nueces 


viernes, 1 de marzo de 2013

Primer día

De rodillas en la parte trasera del bus escolar, aún recuerdo su silueta y su mano ondeando en el aire. Deseándonos los buenos ideas, despidiéndonos. Y mientras se aleja el bus por la 12 de Octubre y Cordero la silueta bondadosa se va desdibujando, pero él sigue ahí, no se mueve hasta que nosotros dejemos de verle para que así lleguemos seguros al colegio en nuestros trajecitos azules con el bolsillo escondido a la altura de las caderas. Papá del Rafa, del Rafa que nos regalaba flores en San Valentín que tanto nos gustaba a las niñas de tercer grado. El escudo del Nacional en mi cumpleaños. Su hermana Alegría, la mía Victoria. Su mamá Sylvia, mi abuela Norma. El flaco Rafa, su cara femeninamente delicada, mi amigo de la infancia. El que estaba enamorado de mí, con el que no hizo falta ni un beso, ni una palabra.

Cuántas coincidencias Rafa, cuántas coincidencias y ahora recién entiendo.

Adriana, Ada, la competidora, la razón para levantarse todos los días. El ejemplo revistado de celos infantiles. Mi ejemplo de excelencia, de la perseverancia. La que como yo, cree que algo tiene que demostrar. Hija del migrante polaco y de la cuna más fina y estilizada de la Real Audiencia. María Pez y Ada, tan parecidas en sus luchas pero en caminos distintos. No hubo ganadora ni perdedora, empates y en la pared un tren con 64 carriles y en los libros marcas de parafinas. El mundo de la literatura. Y hoy quisiera sentarme contigo y que nos conozcamos otra vez. Qué nos pasó? Qué te pasó?  Y abrazarte y decirte cuánto te quiero, y cuanta falta me haces cuando estoy fuera de la casa, porque cuando regreso a los orígenes, vuelves a estar tú. Mi mejor amiga ada, mi orgullo.

 Aire libre Ada, aire libre!